“Síndrome
de alienación Parental (SAP), un término que el profesor de psiquiatría Richard
Gardner acuñó en 1985, para referirse a lo que él describe como un desorden
psicopatológico, en el cual un niño, de forma permanente, denigra e insulta sin
justificación alguna a uno de sus progenitores”. “Según el Dr. William Bernet, profesor
emérito de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de
Vanderbilt y uno de los propulsores de que el SAP, sea reconocido por el DSMV,
el SAP, sería un estado mental de un niño, cuyos padres están involucrados en
un divorcio altamente conflictivo y es influido fuertemente por uno de ellos
rechazando relacionarse con el otro sin justificación legítima”.

En el ejercicio profesional de los abogados, esta
estrategia jurídica marco de manera sobresaliente un uso habitual en su
práctica judicial cotidiana, ya que acreditado este tipo de violencia es
suficiente para que el cónyuge que influya en los sentimientos de sus menores
hijos para que estos odien al otro progenitor, fuera condenado a la
suspensión de la patria potestad, así como no mantener un régimen de visitas y
convivencias.
Esta pérdida de derechos paternos con este motivo no
es por siempre, ya que como es sabido, las circunstancias en el ámbito familiar
cambian, pudiendo el cónyuge perpetrador de este tipo de violencia recuperar o restablecer
derechos de patria potestad y régimen de visitas y convivencias con sus menores
hijos cuando este acreditara que su conducta de mala influencia ha cambiado y
determinado por un psicólogo especialista en SAP.
Por estadística, la mayoría de las veces el cónyuge
alienador de las ocasiones es la madre, que influye para que los menores odien
a los padres, es por lo que en México se han creado diversas asociaciones civiles
de padres que están en procesos judiciales de separación, tratando de brindarles
apoyo para librar sus procesos. Lamentablemente los cónyuges o concubinos que
están en procesos de separación han usado a los hijos como un objeto para
lastimar a su ex pareja, dejando de lado el interés superior de los menores.
Estos son algunos de los síntomas que se han
asociado con el (SAP) [1]
“Campaña de
denigración en la cual el niño está obsesionado con el odio hacia uno de los
progenitores: se combinan aquí el “lavado de cerebro” que lleva a cabo el
progenitor alienante con la propia contribución del hijo a la denigración del
progenitor alienado. No estamos ante el SAP si el hijo no colabora en esta
campaña.
Racionalización
de la conducta de manera débil, absurda o frívola: el SAP sólo
puede predicarse de hijos que no han sufrido ningún tipo de abuso, físico,
sexual o emocional, ya que de lo contrario podría justificarse la conducta
denigrante del menor hacia el progenitor. Al contrario, el SAP se caracteriza
por que el menor justifica con argumentos absurdos su odio hacia el progenitor
alienado.
Falta de
ambivalencia: en las relaciones personales siempre existen aspectos positivos y
negativos. Los niños que presentan SAP son incapaces de reconocer los aspectos
positivos de su relación con el progenitor alienado y sólo se centran en los
negativos, y, de manera inversa con el progenitor alienante.
El fenómeno
del “pensador independiente”: este fenómeno ocurre cuando el niño hace
suyos los sentimientos de odio hacia el progenitor alienado cuando en realidad,
está imitando los del progenitor alienante.
Apoyo
automático al progenitor alienante: el niño que presenta SAP apoya de forma
automática y sin reflexionar al progenitor alienante en casos de conflicto
entre los padres
Falta de
remordimientos por la crueldad hacia el progenitor alienado: los niños
con SAP no tienen ningún tipo de remordimiento en sus manifestaciones de odio
hacia el progenitor alienado, quien tiene la opción de, o tolerar el comportamiento
del niño, o suspender el contacto.
Presencia de
“situaciones” prestadas: el hijo describe situaciones que, por su
naturaleza, son impropias de su edad y se intuye que son obra del progenitor
alienante.
Extensión de
la animosidad hacia la familia del progenitor alienado: el odio del
niño puede extenderse a familiares del progenitor alienado y negarse a
visitarlos.”
Puesto que el SAP, calificado de
enfermedad mental, sólo aparece en casos de custodia conflictiva, es necesario
practicar un correcto diagnóstico diferencial, es decir, no se puede confundir
el síndrome de alienación parental con determinadas conductas de los
progenitores que provoquen la hostilidad hacia el otro. Un “síndrome” se define
como un conjunto de síntomas que caracterizan una enfermedad, por lo que no
basta con que el progenitor hable mal del otro, sino que debe crear en su hijo
un verdadero sentimiento de odio hacia el otro, sentimiento que el niño siente
como suyo.
En
conclusión, es claro que el Síndrome de Alienación
Parental (SAP) requiere de un estudio profundo que permita orientar a los
jueces y tribunales en la resolución de los casos que se les presentan. Las
alegaciones de SAP surgen durante procesos en los que se discute la atribución
de la guarda y custodia de los menores, por lo que el diagnóstico del síndrome
requiere de la máxima certeza, puesto que sólo así se conseguirá defender con
éxito el Interés Superior del Menor, ningún hijo debe ser tratado como traidor
solo por querer a sus padres.
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